"La lengua de los tigres" toma su nombre de unos versos de John Keats, poeta inglés del siglo XIX: al poeta “el grito del tigre/le llega articulado y se abre paso/como lengua materna entre su oído”.
Los poemas de este libro tratan de mirar el mundo con ojos renovados, y traducir esa visión al lenguaje poético, un metalenguaje que trasciende lo prosaico. Como en los versos del poeta inglés, el autor ansía ese “espacio de mirada interior”.
La elección de la expresión poética no es gratuita, solo ésta es capaz de detectar con su medidor sísmico lo que el yo poético trata de captar: una intuición que roza el latido secreto del mundo.
Pese a lo que pueda parecer no es una poesía “metafísica” (que Adrián utiliza de manera peyorativa), sus versos están anclados en lo que los alemanes llaman el zeitgeist: “el espírutu del tiempo”.