Celeste, esposa y madre de una familia canaria, se embarca un año más rumbo a la isla acorazonada. Ahí nos describe un mundo de sensaciones a las que se entrega totalmente, dejándose guiar por las rayas del camino, y nos redescubre una tierra única, arcaica y virgen, que describe desde unos ojos sedientos de aprecio y admiración.
Con las raíces más aferradas a la isla de El Hierro que a su lugar de residencia, sueña con volver cada año: es la única forma que tiene de reinventar su vida, superarse, soñar y cumplir metas.
Y es que Celeste siente la isla como suya propia, como hierro forjado que se retuerce en sus entrañas, cuyo número atómico es 26 y su símbolo FE. La misma Fe que todos deberíamos tener en nosotros mismos.