Este trabajo de investigación tiene por objetivo acercar al lector la vida de Jean Baptiste Allart (1831-1906), cónsul de Bélgica en Canarias y la costa occidental de África.
Médico de formación, Allart llegó a Santa Cruz de Tenerife en 1887, llevando a cabo importantes obras públicas.
Más allá de su preciso trabajo consular, sobresale como un agudo observador y experto promotor colonial de finales del siglo XIX, momento en el que aparecen en las Islas nuevos renglones productivos que rompen con su pasado agrario y dan paso a la modernidad económica. Son los años incipientes del turismo, de las nuevas comunicaciones marítimas, del telégrafo o el alumbrado eléctrico.
Allart representa un personaje paradigmático de su época y fue el protagonista de algunos de los avances más destacados de entonces, como la construcción del primer tranvía de Tenerife.