En 1898, al declararse la guerra de los Estados Unidos contra España, Canarias estuvo muy cerca de sufrir las consecuencias militares. Los norteamericanos valoraron durante los meses que duró la confrontación esa posibilidad. Los rumores se expandieron por el Archipiélago y el pánico penetró el alma de los isleños.
El gobierno español, consciente de tal posibilidad, se apresuró a reforzar las defensas en las islas, aunque ya era tarde para tenerlas bien defendidas si finalmente se hubiesen lanzado a su conquista.