A finales del siglo XIX una serie de sanitarios -médicos, principalmente- ponen en práctica y divulgan la prevención de las enfermedades, sobre todo las infecciosas, mediante lo que hoy serían las elementales normas de higiene y salubridad, costumbres poco usuales hasta ese momento.
Al mismo tiempo, se destacan las patologías que causaron elevada mortalidad, los escasos centros sanitarios de la época y los médicos más comprometidos con esa horrible etapa epidémica en la isla de Tenerife, bajo el paraguas de las pocas instituciones científicas existentes, como la Academia de Medicina.
Este trabajo ha recibido la subvención del Cabildo de Tenerife para el sector editorial (edición 2024).